Toda institución educativa tiene como parte sustantiva de su estructura un marco axiológico que le garantiza su razón de ser. Una institución educativa carente de un conjunto de valores éticos que estén más allá de las corrientes pedagógicas, las vicisitudes burocráticas y las demandas del mercado, se convierte en un mero centro instruccional en el que la creatividad, la discusión académica, la profundidad cognoscitiva y crítica quedan marginados; pero, sobre todo, se vacía de su capacidad transformadora de sujetos libres, responsables y solidarios. Por fortuna, desde su fundación y hasta la fecha, la Escuela Nacional Preparatoria se ha constituido a partir de claros referentes éticos en los cuales se justifican sus planes y programas de estudio, así como la enorme diversidad de quehaceres académicos, culturales y deportivos que su comunidad realiza día con día.

            En este contexto, se hace imprescindible una reflexión acerca de algunos temas y conceptos fundamentales de la ética con el fin de replantear críticamente nuestro quehacer cotidiano, no sólo desde la perspectiva explícita del programa de la asignatura de Ética, sino partiendo de horizontes más amplios, pues resulta claro que la discusión de dichos temas tiene implicaciones no sólo en otras asignaturas (Derecho, Sociología, Psicología, Educación para la Salud, por ejemplo), sino en el replanteamiento de la ENP en relación con su papel como parte sustantiva de Universidad Nacional y como paradigma de la educación media superior en México.

            Estas ideas no son nuevas. Las sabían y discutían los filósofos mexicanos que fundaron nuestra institución hace más de 140 años. La pertinencia, pues, de este proyecto en la Cátedra Especial Gabino Barreda, es por demás evidente; baste recordar, para ello, la siguiente frase del filósofo poblano:

Además de sus deberes políticos, el ciudadano tiene otros más importantes que llenar, los deberes del orden moral, y es obligación del gobierno atender a esta necesidad, tanto o más que a las otras. (Gabino Barreda, “De la educación moral”)

            Así, pues, para Barreda, la educación pública no debe dejar de lado su obligación para formar a los estudiantes desde una perspectiva ética, pues educar parece ser algo radicalmente distinto a lograr sólo la eficiencia y la eficacia (lo cual, dicho por uno de los pilares del positivismo mexicano, resulta altamente significativo).

En está página se podrán encontrar los números del boletín llamado Hoja nueve.